domingo, 29 de noviembre de 2009

L'Alternativa 2009

No es fácil elegir un camino en L’Alternativa. No hay pases de prensa, no se repiten sesiones y el total de títulos programados está más allá de lo que un (o dos) cronista(s) pueda(n) asumir. Aun así, no vamos a quejarnos. En la variedad está el gusto y dentro de lo (poco) que pudimos ver hubo propuestas de lo más interesantes. Es cierto que, tras ocho días, seguimos sin tener claro el perfil de cine (y de espectador) que proyecta este certamen (que bajo el paraguas de independiente da cabida a obras muy dispares; que, eso sí, suelen ser de escaso presupuesto e intenciones autorales/sociales) cada vez más consolidado gracias a unos precios módicos y a un espacio privilegiado: el Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona.


Sea como fuere, en su ya decimosexta edición que, tal como suele ser habitual, se solapó parcialmente con el festival de Gijón (con la pérdida de público objetivo y sobre todo de medios acreditados que eso conlleva), el evento dedicó una amplia retrospectiva a la indispensable figura de Basilio Martín Patino, a la inédita documentalista Dalila Ennadre y a dos cinematografías que han dado que hablar en los últimos años: la rumana (con filmes de antes y después de 1989) y la mexicana (con títulos de los últimos cinco años). A todas estas obras se deben sumar las que se pudieron visionar en las tres secciones competitivas del certamen: la de cortometrajes, la de largometrajes de ficción y la de largometrajes documentales (una distinción, la de estas dos últimas, que, a mi entender, carece de sentido) donde se aglutinaron títulos recientes programados (y, en general, marginados) en otros certámenes internacionales.


A continuación, daremos cuenta de una serie de filmes entre los que es difícil establecer líneas de contacto que despertaron nuestro interés. Quizá se nos escapó Poliţist, Adjectiv (Corneliu Porumboiu, 2009), la película estrella del festival, pero pensamos que algunos de los trabajos comentados aquí son de similar o mayor atractivo que el aclamado título rumano (...)


LEER ARTÍCULO COMPLETO EN MIRADAS (By Peris & Me)


sábado, 28 de noviembre de 2009

El fútbol toma el cine


En tanto que espacio sagrado para los cinéfilos, la sala de cine ya hace tiempo que ha perdido su mística y progresivamente va dando pruebas de sus nuevos usos. Es el signo de los tiempos y no hay que rasgarse las vestiduras por ello. 51 salas darán el partido de mañana (con el sold out garantizado) en el que parece la puesta en marcha de un negocio en alza que va a continuar en próximas jornadas de la Liga de Fútbol Profesional. Está por ver si, más allá del Barça-Madrid, muchos espectadores se decantarán antes por el cine que por el bar o el salón de casa, pero parece evidente que, sin este tipo de acontecimientos, las salas tienen las de perder. Y a los que aún nos sigue fascinando la idea de ver películas en pantalla grande no nos debería molestar que los cines sobrevivan. Sin ellos, poco tenemos que hacer.

Ahora bien, ¿qué haran los no futboleros los domingos por la tarde? Antes se decía que una buena alternativa para huir del fútbol era visitar el cine... Ahora es posible que allí te encuentres con más fanáticos que en el bar de la esquina. En cuanto a mí, ningún problema. Veré el derby en el campo, a la vieja usanza. Y seguiré reivindicando sin ruborizarme que ciertos partidos son también una obra de arte.

lunes, 23 de noviembre de 2009

Partir: ni frío ni calor

He aquí un artículo sobre una película que me interesa más por lo que trata (un tema, universal) que por cómo lo trata. Hay mejores opciones en la cartelera, pero también peores...

Por cierto, desde hoy ya se pueden hacer comentarios en Miradas...espero que os animéis a participar!

Saludos,
Carles

lunes, 16 de noviembre de 2009

In-Edit 2009

El amigo Antoni Peris y un servidor tuvimos la ocasión de ver unos cuantos documentales musicales (y algún que otro reportaje más bien plomizo) en el In-Edit 2009. En Miradas hemos publicado una crónica conjunta en la que seleccionamos lo que más nos interesó. Se comentan obras ciertamente estimulantes. ¡Háganse con ellas!

sábado, 14 de noviembre de 2009

Herzog/ crítica subjetiva/ cine de autor

En Miradas se ha publicado un estudio dedicado a la figura (cada vez más relevante) de Werner Herzog. Mi aportación se limita a un artículo a propósito de Cobra Verde que podéis leer aquí o a continuación:


El autor desorientado

A propósito del estreno de esa gozosa joya manierista que es Los abrazos rotos, Pedro Almodóvar reabría uno de los debates internos más reiterativos de la crítica de arte cuando admitía “que se han hecho unas reflexiones maravillosas sobre mi cine en las que yo no había pensado” y, a su vez, reivindicaba el derecho a la subjetivad, “e incluso a la arbitrariedad”, de quien escribe sobre sus películas. Sus palabras (recogidas en una entrevista de Carlos F.Heredero y Carlos Reviriego publicada en el número 21 de Cahiers España) nos obligan a enfrentarnos, de nuevo, a nuestra forma de mirar el cine y a cuestionarnos sobre los presuntos límites que debemos marcarnos como opinadores. Defensor (como soy) de la crítica creativa (para nada enemistada con la analítica) no puedo estar más de acuerdo con el realizador manchego y pienso que, aunque en ocasiones se digan barbaridades sin ton ni son (en las que no sólo se ha perdido el rigor sino también el sentido común), uno suele encontrar lecturas inesperadas y enriquecedoras gracias a la saludable libertad interpretativa del crítico. Pues desde que un filme es proyectado por primera vez, éste deja de pertenecer (sólo) a su creador y forma parte ya del imaginario individual de los cinéfilos que tienen la ocasión de visionarlo (e interpretarlo) a su manera.

Dicho esto, cuando me enfrentaba de nuevo a un título tan fallido como Cobra Verde no podía más que dejarme guiar por la (escasa) emoción que éste me transmitía. Por mucho que mi admiración por su responsable (Werner Herzog, uno de mis realizadores predilectos) me pesase como una losa y suavizase —de algún modo— un discurso que, en otras circunstancias, no sería tan condescendiente como éste y sí más amargo. Quizás, pese a que la película no me había convencido, no podía escapar de la teoría cahierista de los auteurs que tanto ha condicionado mi (nuestra) forma de mirar el cine. Algo que, a estas alturas, ya deberíamos haber superado. Porque, aún habiéndonos (re)descubierto cineastas geniales que nadie había tomado antes en tanta alta consideración (de Hawks a Hitchcock), los célebres críticos franceses también propiciaron (involuntariamente) la aparición de todo tipo de farsantes que, partiendo de unas marcas de estilo más o menos originales, nos iban a vender gato por liebre. Ha pasado siempre en el mundo del arte y seguirá pasando. Pero, por ello, creo que, más que nunca, hoy conviene dudar de los hypes críticos (cada temporada hay unos cuantos) y, a su vez, evitar los (pre)juicios positivos (o negativos) de un filme en función del firmante de la obra en cuestión. Algo que nos sirve para el caso de Cobra Verde. Una película que confirma que no todo lo que filma un autor de relumbrón es necesariamente sugerente. Una conclusión razonable y aparentemente lógica, pero no tan asumida como creemos. Y más cuando, en este caso, se trata de un filme en el que uno se da con todas las señas de identidad que han hecho relevante para el mundo del cine a su director.

Concretamente, aquí nos encontramos ante la última colaboración entre Klaus Kinski y Werner Herzog. Ambos mantuvieron una relación de amor-odio que quedó plasmada en los rabiosos fotogramas que nos han dejado y que llegó a su fin con la secuencia final de Cobra Verde en la que el actor aparece perdido, descolocado, superado por la inmensidad del mar y abrumado por una clausura tan poética como crepuscular. Hasta ese bello instante —de lo más apreciable del filme, por su fuerza simbólica—, asistimos a un nuevo viaje; al clásico filme-exploración en el que el cineasta alemán enfrenta a un personaje extremo (Francisco Manoel da Silva) con una civilización autosuficiente y aislada —para lo bueno y para lo malo— de las costumbres de occidente (una tribu del oeste de África). De ese choque (que en esta ocasión proviene de la pluma del novelista Bruce Chatwin) nacen conflictos y una cierta simbiosis que surge progresivamente entre el colonizador y el colonizado. La estructura errática y descompensada del relato impide, sin embargo, la implicación del espectador en este proceso de acercamiento que no desprende el mismo interés de otras propuestas en la misma línea del director germano como pueden ser El enigma de Kasper Hauser (Jeder für sich und Gott gegen alle, 1974) o Aguirre, la cólera de Dios (Aguirre, der Zorn Gottes, 1972).

Asumiendo este naufragio narrativo, uno sólo se puede tomar Cobra Verde como una obra antropológica en la que el mayor interés se encuentra (de nuevo) en la vertiente documental subyacente en el descompensado aire novelesco de la película. En este sentido, hay una serie de secuencias ciertamente asombrosas que sobresalen por encima de un guión que sólo funciona a ráfagas. Una de ellas seria la que muestra la entrada napoleónica del personaje de Kinski en un edificio en ruinas inundado por cangrejos; otra sería la que nos muestra a un “coro de monjas” cantando y bailando frente a la cámara. Por lo demás, los constantes insertos de planos en los que aparece la mirada extravagante y furtiva de un loco —un personaje secundario que viene a reflejar la reacción perpleja de su sociedad ante la invasión colonial— y la acertada plasmación de la soledad del protagonista —en un plano interior fijo y lejano durante la secuencia del dietario— nos ayudan, al menos, a intuir las (buenas) intenciones de una película pretendidamente alegórica, pero definitivamente equívoca.

Una verdadera lástima; pues se trata de una obra que, aún dando buena cuenta de las obsesiones de Herzog, no hace justicia al talento del realizador alemán y sólo nos sirve para evidenciar que no existe una fórmula autoral para cocinar grandes películas. Por mucho que, a priori, dispongamos de los mejores ingredientes (el concepto, el espacio, los intérpretes) para conseguirlas.

jueves, 12 de noviembre de 2009

Muestrario de dvds

Los días pasan y se suceden los lanzamientos potentes en dvd. En este último mes he escrito sobre películas desiguales (en interés e importancia) en Cinearchivo. A continuación, os dejo los enlaces. Pero eechar un vistazo a lo los lanzamientos navideños que nos llegan: Branded to kill, Shoah, La imagen errante... ¿Acaso empezaremos a dejar de ser un país tercermundista en cuanto a distribución (legal) se refiere?


Still Walking: Invocar el fantasma de Yasujiro Ozu es casi un acto sacrílego, una temeridad del crítico o del realizador que no suele estar justificada. Aun así, en los últimos tiempos, parecen ser muchos los directores que se miran en el espejo del maestro japonés e intentan dar con las claves de un cine que, año tras año, va aumentando su importancia en el imaginario cinéfilo. Puede que el ejemplo más célebre sea el de Hou Hsiao Hsien que en su minimalista Café Lumière supo actualizar desde una óptica personal los motivos temáticos y visuales del responsable de Cuentos de Tokio para celebrar el centenario de su nacimiento (...)

A ciegas: Recuerdo con cierta perplejidad el revuelo que levantó en los medios de comunicación el estreno mundial de A ciegas. La novela original de José Saramago (publicada en 1995) había cosechado, en general, buenas críticas y pocos habían puesto en cuestión su presunta ética en el tratamiento de la ceguera. La plasmación cinematográfica de Fernando Meirelles —recibida con una considerable frialdad en Cannes despertó, sin embargo, la ira de la Federación de Invidentes estadounidense que llegó a manifestar, a través de su director ejecutivo, John Paré, que «tanto el libro como la cinta tratan a los ciegos como incapaces de hacer cualquier cosa e incluso como adictos y criminales» (...)


Octubre: Hubo un tiempo en que el cine servía para levantar acta, para dictar sentencias e imponer ideologías a las masas. Sucedió con los más grandes del mudo, con Leni Riefenstahl, con David W.Griffith y, obviamente, con Sergéi Eisenstein. Pero también, con más sutileza, en los géneros clásicos del sonoro. Sin ir más lejos, estimar la importancia ideológica de los westerns es, hoy por hoy, una obviedad. Para bien y para mal, la tendencia se ha difuminado con el paso de los años y en estos tiempos de pensamiento débil son pocos los cineastas que sustenten sus propuestas en una tendencia política clara. Quizá las grandes producciones del presente no sean inocentes (detrás de ellas, siempre suele verse un modo —generalmente conservador— de entender el mundo), pero ya no se busca transformar la sociedad (...)



La duda: Los prejuicios (o las expectativas, si prefieren) suelen condicionar en exceso el visionado de (casi) toda película. Lo intentamos. Pero por mucho que huyamos de las impresiones previas, éstas acaban influyendo notoriamente en nuestra valoración final. En ocasiones, tan sólo tenemos un dato (las nominaciones o los intérpretes, por ejemplo) o una imagen (o un cartel) del filme en cuestión y, aun así, no podemos resistirnos a presagiar y a intentar encuadrar en un contendedor (genérico o no) lo que vamos a ver a continuación. Eso puede suceder, sin duda, ante una película «de prestigio» como la que da pie a este comentario (...)

sábado, 7 de noviembre de 2009

Recuerdos desde los States...


Queda ya un poco lejos el viaje cruzando en carretera los Estados Unidos, pero aún perduran los ecos. De recuerdos, conexiones y experiencias va el artículo que he publicado sobre ello en Transit. Espero que, ombliguismos aparte, os pueda interesar. El cine es sólo un elemento más.

jueves, 5 de noviembre de 2009

Transit 2.0.

Aún quedan elementos por pulir y varios aspectos por mejorar, pero ya está online el segundo número de Transit con un importante lavado de cara interno y externo. Moméntanemente no están colgados los artículos del primer número, pero los subiremos en cuanto los adaptemos al nuevo diseño. De momento, podéis leer los 19 textos que presentamos para estos dos últimos meses del año. Esta vez ha habido lugar tanto para estrenos comerciales como para creaciones audiovisuales o revisiones de títulos que merecen ser (re)descubiertos constantemente. Esto solo ha empezado (otra vez), pero los cimientos de la web nos permiten vislumbrar un futuro optimista donde abrimos la puerta a todo aquel que quiera participar y/o aportar ideas al proyecto.


Muchas gracias a todos.

PD: Muy a nuestro pesar hemos editado todos los textos según la última normativa de la RAE que recomienda, por ejemplo, no acentuar nunca los pronombres "este", "ese", "aquel" o el "solo" aunque sustituya a solamente...

martes, 3 de noviembre de 2009

Los últimos coletazos de Michael Jackson


No va a durar mucho más en cartel y, pese al importante éxito del día inagural, el documental musical sobre Michael Jackson tampoco está arrasando cómo se preveía. Aun así, This is it es un producto más bien digno que interesará a los que estén hartos de sensacionalismo sobre el cantante estadounidense y se interesen por su obra en sí. No es, claro, una película excepcional pero al menos no genera indignación. He hablado de ella en forma de crónica-crítica en un artículo publicado hoy en Miradas.

Sed buenos!