viernes, 15 de agosto de 2008

Aciertos y errores en The Dark Knight

Si hay algo que queda claro tras ver la película más comercial del año (un acontecimiento megapopular en tiempos de crisis para las salas, no lo olvidemos) es que el cine de Hollywood ha alcanzado un nivel de fragmentación de planos inaudito. Hasta el punto que en The Dark Knight -un título de 150 minutos-, no hay ni un solo tiempo muerto durante todo el metraje. Lo bueno del caso -digno de estudio para quien se atreva a contar los múltiples cortes de una sola secuencia- es que el filme de los hermanos Nolan es, a todas luces, magnífico. Pues en esa velocidad, en ese ritmo endiablado de montaña rusa sin bajones, es donde cabe hallar una de las claves del éxito de un trabajo que literalmente arrastra al espectador, lo engulle y no lo deja ir hasta los créditos finales.

Este triunfo artístico no sería tal sin un planteamiento argumental que sigue, sin dismularlo, las tesis planteadas en los cómics para adultos de Miller o Moore. Es decir, las reflexiones entorno a los dilemas morales del héroe y la condición crepuscular del mito. Batman, por tanto, no es ya un simple lunático con capa que se enfrenta a los ataques de un payaso, sino que en The Dark Knight es más bien un cuestionado justiciero que tanto rescata ciudadanos como perjudica el equilibrio de Gotham City. En esa lógica más realista -que quizás debería molestar a quienes defienden la tradicional suspensión de credibilidad de los tebeos- es donde se mueve una película que establece constantes puntos de contacto con un mundo actual corrompido e indudablemente plagado de mercenarios y terroristas.

A los Nolan les puede, sin embargo, su ambición. Pues en las desmesuradas pretensiones de la narración -la voz grave del héroe, el uso operístico de la música, los planos cenitales de la ciudad,...- se denota un molesto intento de trascendencia que el filme nunca alcanza del todo. Quizás porque los discursos rimbombantes de los personajes (explicativos a la par que confusos) no tienen la coherencia que deberían y porque tanto la existencia de dos clímaxs desiguales como los golpes de guión injustificados (la resurrección de Gordon) restan fuerza a un relato que, en general, sí está muy bien hilvanado.

De todos modos, lo que a mí más me defraudó de The Dark Knight -que repito, me ha parecido, en líneas generales, un muy buen trabajo- fue el miedo de sus responsables a asumir hasta las últimas consecuencias el lado oscuro del relato. No me parece lógico que tras plantar la semilla del mal y del caos -a través del anarquista personaje del Joker-, ésta nunca crezca del todo. Bien es cierto que numerosos televidentes se disponen a matar al tipo que quiere desvelar la identidad de Batman, pero, al final, los hermanos Nolan no se atreven ni a poner en entredicho la moral del héroe enmasacarado (que queda por encima del bien y del mal) ni la de los impolutos ciudadanos (en la sonrojante, inverosímil e incluso conservadora secuencia del ferry). Todo para dejar la sensación que el mundo no se sostendría sin justicieros (un poco a lo Liberty Valance pero con menor complejidad).

Definitivamente, a uno le queda la sensación que los Nolan no tienen las agallas que sí tuvo el Fritz Lang de El Testamento del Doctor Mabuse. Será porque ahora están al servicio de un blockbuster o porque, a lo mejor, han dejado atrás su oscura visión de la naturaleza humana que tan bien supieron reflejar en el desalentador final de Memento (ver crítica aquí).

10 comentarios:

M. Jordan dijo...

En referencia a la escena del ferry (algo que personalmente me sobró de la película) creo que la moral del ciudadano queda en entredicho cuando uno, como espectador, da por asumido que ese preso grandullón va a accionar la bomba. Personalmente me lo tomé como un giro de guión que abofeteaba al espectador y ahí radica su fuerza más allá de dejar impolutos a los ciudadanos de Gotham.

De ahí se desprende también cierta esperanza por un mundo SIN superheroes, a lo que se suma el final en el que Gordon y Batman reflexionan sobre la necesidad que tiene Gotham no de un superhéroe sino de alguien legal y con apariencia más humana que pueda limpiar la ciudad. Batman no sería nadie sin Gordon, sin Fox y sin los fiscales. No se trata de un superhéroe que defiende a la ciudadanía sinó de un "cabeza de turco" que sirve de inspiración al pueblo pero que bebe también del trabajo de policía, jueces y demás. Por eso no creo que la película pretenda vender que el mundo necesita de superhéroes para seguir adelante. Más bien todo lo contrario.

Por cierto, totalmente de acuerdo con el tema de los planos. La película me tuvo revolviéndome en la butaca todo su metraje sin ningún momento para respirar. Increíble.

Carles Matamoros dijo...

Hola Mónica

Sabia intervención, pero mo puedo coincidir del todo contigo. Pues aunque lo del ferry es un buen golpe de guión (a mí también me sorprendió) no deja de dar paso a la frasecita de Batman al Joker del tipo "No todos son como tú" que me pareció un pelín cursi y que me descubrió la pretendida búsqueda de mensaje de la peli.

En referencia a lo de que la peli desprende esperanza de un mundo SIN superhéroes...no lo veo nada claro. Pues si bien Batman busca que alguien lo substituya desde la legalidad, lo cierto es que , al final, es él quien soluciona los problemas. Y en la voz en off de Gordon se deja entrever que ahora no le queda otra que ser un caballero oscuro, pero que cuando todo se calme deberá volver a intervenir.

Mi sensación es parecida al final de Centauros del desierto. John Wayne debe quedar al margen de la comunidad, pero en el fondo es el justiciero que, ante situaciones de crisis, aparece y mata los indios.

Anónimo dijo...

En referencia a todo lo que habláis sobre los planos y la utilización del ritmo de los mismos, que sería digno de estudio, Chris Nolan se nota que es un estudioso del cine. Es una combinación de clasicismo con un marchamo de modernidad, un poco a la manera de Michael Mann pero sin ser tan esteticista. Nolan no es un innovador --la primera es una combinación de dos films de Mann: "Heat", con un uso de la música similar, y "Collateral"-- pero sabe resolver de la mejor forma cada secuencia. La parte, digamos, más "intelectual" o "conceptual" de la historia se basta su hermanino Jonathan (además de la imaginería del cómic) que recordemos que con 25 años cofirmó el guión de "Memento". Y si además se cuenta con 8 actores de buen o gran nivel, el espectáculo está servido.
Buen artículo, Carles y magníficas relfexiones, Mónica

Christian

Anónimo dijo...

En referencia a todo lo que habláis sobre los planos y la utilización del ritmo de los mismos, que sería digno de estudio, Chris Nolan se nota que es un estudioso del cine. Es una combinación de clasicismo con un marchamo de modernidad, un poco a la manera de Michael Mann pero sin ser tan esteticista. Nolan no es un innovador --la primera es una combinación de dos films de Mann: "Heat", con un uso de la música similar, y "Collateral"-- pero sabe resolver de la mejor forma cada secuencia. La parte, digamos, más "intelectual" o "conceptual" de la historia se basta su hermanino Jonathan (además de la imaginería del cómic) que recordemos que con 25 años cofirmó el guión de "Memento". Y si además se cuenta con 8 actores de buen o gran nivel, el espectáculo está servido.
Buen artículo, Carles y magníficas relfexiones, Mónica

Carles Matamoros dijo...

Hola Christian,

Me parece una buena forma de ver a Nolan: como un estudioso del cine. No es el más talentoso de su generación, pero sabe beber de los demás y conseguir rodar películas gracias a las buenas ideas de su hermano.

Su actitud me recuerda a la de muchos directores del Hollywood clásico. Una suerte de artesano (aunque odie esta palabra) que sabe sacar las máximas posibilidades de lo que tiene entre manos.

M. Jordan dijo...

Nunca me había planteado a los Nolan de esa manera, Christian, pero es cierto que en la dirección recuerda bastante a las películas de Mann, especialmente en esta última entrega de Batman. Lo cierto es que consiguen unos ritmos endiablados dignos de sacarse el sombrero. Reconozco que cuando se acabó la película me dieron ganas de aplaudir precisamente por eso: ¡¡¡habían pasado dos horas y media sin comerlo ni beberlo!!! Eso sí, para mí la peli tiene algún bajón de ritmo -lo citado anteriormente del ferry-, que no todo es de 10... uy, perdón, de 4 estrellas ;)

Anónimo dijo...

Creo que para "El caballero oscuro" Chris Nolan se ha querido distanciar, incluso más que en "Batman Begins" de la típica producción de superhéroes buscando referentes en el "thriller" de acción de los noventa. Y plantearse un film de 153 minutos que mantenga el ritmo en todo momento (salvo algún detalle que otro) tiene que surgir a partir de analizar cineastas como Michael Mann, con un estudio del timing impresionante. "Heat" y "Collateral" (la versión extendida) duran cada una dos horas y media, y "El dilema" tres horas y, sin embargo, la combinación de escenas de acción, adecuación de distintos escenarios y el inserto de partes más discursivas hace que relativicemos el tiempo hasta el punto de olvidarnos al final que han pasado esos nada menos que 153 minutos. Hoy en día eso está al alcance de pocos y, para mí, lo consigue plenamente.
Buen post, si señor.
saludos

Redrum dijo...

Desde luego a los Nolan les ha podido el intentar rizar el rizo sin salirse de las normas del blockbuster. Hay muchas cosas que no cuadran, y falta de riesgo en la historia.

El resto es soberbio, y como decís, un acierto el ritmo, que ni cansa ni se atropella.

Personalmente encontré graves (por contraste con el resto de apartados) tanto la resurrección de Gordon como la decisión de Batman sobre a quien salvar.

Carles Matamoros dijo...

Hola Redrum,
Gracias por dejarte caer por aquí. Lo de la resurrección de Gordon es un poco patillero, sin más explicaciones desaparece y vuelve.

Lo de la elección de Batman no me molestó tanto. Aunque es una jugarreta considerable que se repite calcada en la secuencia de los ferrys.

Lástima de los defectos, porque la peli es una gozada en líneas generales.

Saludos

Roberto A. O. dijo...

Recordemos que escribir también conlleva una moral, tanto o más que lo de Nolan.

Saludos