Ha pasado una semana y apenas he tenido tiempo para reflexionar. Sitges es ya un recuerdo lejano y, entre tanto, ¡han acontecido tantas cosas! Incluso la muerte de mi querido Andrés Montes con el que crecí viendo baloncesto en las madrugadas y al que echaré mucho de menos (aunque sus retransmisiones futbolísticas nunca me convencieran). La cosecha de cine fantástico en mi segundo fin de semana fue más que aceptable. Aunque me perdiera Moon, la ganadora, y tres de las películas que más llamaban mi atención: Enter the void, Vengeance y Symbol. Espero que haya otra ocasión. También para recuperar la griega y la francesa, premiadas por crítica y jurado joven. Pero vamos a lo que vimos.
Y seamos breves. Un par de confirmaciones de lo ya visto en Venecia: The Road no es para tanto (es incluso molesta en su corrección y sensiblería) y Accident es un thriller muy sofisticado y excelentemente rodado (aunque se eche en falta un poco de emoción y me sobre un giro final explicativo). En el terreno más cercano al cine de autor, La terre de la follie es un divertimento en forma de crónica negra y Morphia es distinta en su sarcasmo a la mayoría de las cintas situadas en los albores de un conflicto histórico (la revolución rusa). Amer es la película más estimulante del festival en su relectura lúdica y sensorial del giallo (tocará extenderse sobre ella). Por su parte, La casa sin fronteras es una de las propuestas españolas más tenebrosas que uno recuerda (el fantasma del Opus Dei planea en este clásico olvidado) y Los Ojos sin rostro (de Franju) es una obra bellísima que debería ocupar un espacio privilegiado en la historia del fantástico más elegante y despiadado.
Cargo y Loft son propuestas más bien aburridas y desaprovechadas (sobre todo la primera) mientras que Van Diemmen's Land es una más que aceptable versión de Viven! a la Malick. Por último, pude disfrutar de una doble maratón con (por fin) hemoglobina a tutiplén. Dead Snow es tan divertida como intrascendente. The loved ones da un paso más allá y es una de las cintas exploit más bien filmadas que recuerdo. Y no (sólo) da risa.
De casi todas ellas y de algunas más se habla en el especial de Miradas dedicado al festival. Mi pequeña aportación se limita a unos breves apuntes sobre Van Diemmen's Land y The loved ones. No se pierdan el conjunto de textos. Seguro que sacarán un balance más claro del festival que el que yo tengo en la cabeza. Demasiado cine. Demasiadas cervezas. Demasiados pocos días en Sitges.
Y seamos breves. Un par de confirmaciones de lo ya visto en Venecia: The Road no es para tanto (es incluso molesta en su corrección y sensiblería) y Accident es un thriller muy sofisticado y excelentemente rodado (aunque se eche en falta un poco de emoción y me sobre un giro final explicativo). En el terreno más cercano al cine de autor, La terre de la follie es un divertimento en forma de crónica negra y Morphia es distinta en su sarcasmo a la mayoría de las cintas situadas en los albores de un conflicto histórico (la revolución rusa). Amer es la película más estimulante del festival en su relectura lúdica y sensorial del giallo (tocará extenderse sobre ella). Por su parte, La casa sin fronteras es una de las propuestas españolas más tenebrosas que uno recuerda (el fantasma del Opus Dei planea en este clásico olvidado) y Los Ojos sin rostro (de Franju) es una obra bellísima que debería ocupar un espacio privilegiado en la historia del fantástico más elegante y despiadado.
Cargo y Loft son propuestas más bien aburridas y desaprovechadas (sobre todo la primera) mientras que Van Diemmen's Land es una más que aceptable versión de Viven! a la Malick. Por último, pude disfrutar de una doble maratón con (por fin) hemoglobina a tutiplén. Dead Snow es tan divertida como intrascendente. The loved ones da un paso más allá y es una de las cintas exploit más bien filmadas que recuerdo. Y no (sólo) da risa.
De casi todas ellas y de algunas más se habla en el especial de Miradas dedicado al festival. Mi pequeña aportación se limita a unos breves apuntes sobre Van Diemmen's Land y The loved ones. No se pierdan el conjunto de textos. Seguro que sacarán un balance más claro del festival que el que yo tengo en la cabeza. Demasiado cine. Demasiadas cervezas. Demasiados pocos días en Sitges.